10 diciembre 2021

La que nos tienen preparada

Juan Carlos Girauta


«No necesitamos intérpretes para entender lo que preparan: Otegi lendakari, franquismo hasta en la sopa, Justicia dictada desde (y aun impartida por) el Gobierno, un referéndum de autodeterminación, y luego cuatro más. Y fin de la alternancia política por deslegitimación de la oposición, con plante en las calles si hace falta»

Abote pronto pienso en los indultos. Le pones a este Gobierno una prerrogativa o una facultad discrecional y caerá siempre en arbitrariedad. Es algo fatal. 

Si les concediera la ley un poder de verdad arbitrario, ¿qué no harían? Algo propio del ‘Saló’ de Pasolini, cual fascistas enloquecidos y finales, qué sé yo, una orgía romana en plan cutre, un quemar el dinero, un coger el avión para ir a cenar a El Molar cien mariscadas de ugetista, trae más percebes y apriétate ahí otro bogavante, dale, cabrón. Y el regocijo zafio de que paga otro. ‘Otro’ es un parado andaluz, el parado platónico.

Escapa a la imaginación lo que la banda haría si la ley no les sujetara, habida

cuenta de que, sujetándoles, están construyendo un nuevo Estado como si nada. Uno de discordia, que, volviendo a los indultos, se traduce en abusos de varia lección: del premio a los compinches del noreste por el golpe de Estado al bofetón ideológico que acaban de propinar a los jueces. Los muy machistas se empeñaban en aplicar el Código Penal y la Ley de Enjuiciamiento Criminal, como si no supieran que a Juana la avala el Gobierno de progreso. ¡Peor! Como si no supieran que lo que Juana hizo y ellos castigaron fue inducido y jaleado por un cuerpo de baile hecho de vicepresidentes y ministros. ¡Qué sustracción de menores ni que ocho cuartos! Vaya el Poder Judicial condenando cuanto se le antoje, que no tiene la última palabra.

Ahorraríamos tiempo si los casos con algún componente ideológico (uno nunca sabe a priori cuáles son porque la cosa tiene mucho de capricho) los juzgara directamente el Consejo de Ministros. Nada, diez minutillos al acabar la reunión habitual, sin necesidad de despertar a Castells. Mira, el argumento del ahorro ha gozado siempre de gran predicamento entre los iliberales. Con i. Cuando se les llamaba ‘búnker’ solían argüir: «¿pa qué tanto diputado, pa qué tanto partido?». Razonamiento que regresa periódicamente. Antes y después, los de opuesta bandera han ahorrado mucho pero de verdad, no de boca, usando tribunales populares, juicios sumarísimos, ejecuciones sin solución de continuidad. Por no mencionar el ahorro en alimentación y cuidado cuando las sacas de Carrillo. Y hasta en balas al abatir por pares a los peligrosos creyentes.

Que no es que me quiera ir de tema, pero es un genocidio de libro. ¿Y ocho mil religiosos? Por eso se me viene a las mientes sin orden ni concierto lo de la Memoria Democrática. Y la ley de Amnistía, o sea. Memoria Democrática significa que te vas a acordar de lo que yo te diga. Y si no, no eres demócrata. Por ejemplo: de Paracuellos no te acuerdes. De Badajoz acuérdate. De Guernica, sí. De Cabra, no. Es memoria democrática por una sólida razón: engloba lo que los demócratas de verdad consideran digno de recuerdo. ¿Y esos quiénes son? El PSOE, Podemos, ERC, el PNV, Bildu… ¡La banda! La Autoridad, que borrará de los programas, de los libros, de los debates, del buen gusto y hasta de la legalidad aquello que pudiera confundir al pueblo. ¿Pero no mandaba el pueblo? No, manda la gente.

He ahí la diferencia principal entre democracia y populismo. No te me pierdas en etimologías. A ver. ‘We The People’ sería lo mismo porque ahí no distinguen entre pueblo y gente. Pero el español nos da más pistas, y créeme cuando te digo (toma giro ‘anglicano’, que diría la de Cabra): España es una cleptocracia, poder de los ladrones; una autocracia, poder de Sánchez en su mismidad; una oclocracia, poder de la muchedumbre; un populismo, poder de la gente. Al desaparecer el pueblo, se esfuma el sujeto de soberanía, y esta se queda ahí tirada como una ‘res nullius’ durante unos segundos ideales hasta que la toma la gente, apropiándosela. La gente lo hace a través de sus representantes, que lógicamente no lo son por mecanismo de voto alguno sino por principio y por naturaleza.

Temporalmente insertos en la dinámica de los procesos constitucionales, los verdaderos representantes de la gente pueden obtener más o menos escaños. Que no te turbe. Son menudencias en las que solo repara el falto de perspectiva histórica y de conciencia revolucionaria, el que se atiene a las leyes y va invocando, cansino, la Constitución. A la Constitución la van a poner en su sitio estos señores que han venido a salvar a España de su destino de democracia liberal, que parecía escrito. ¡Vaya señores, tan resueltos y sinceros que ni precisan ni desean dorarnos la píldora! Anuncian lo que van a hacer y lo hacen. Deja que me detenga un momento aquí: a estas decididas naturalezas humanas nunca las creen las personas de orden que parecen más inteligentes. Es decir, los cafres, digo los populistas, te cuentan que van a reventar la legalidad y la revientan. Sin embargo, en el ínterin, entre el anuncio y los actos anunciados, un coro de voces con el inequívoco timbre de la Abogacía del Estado -u otra larga y dura oposición- corre a decodificarnos las amenazas. Y cuando todavía te están contando que en realidad a Junqueras lo tienen controlado, ¡golpe de Estado al canto!

Vuelvo de la digresión. Lo dicho. Que la banda nos está avisando y que, por si acaso, no presten mucha atención a los decodificadores porque el mensaje está bastante claro. No necesitamos intérpretes para entender lo que preparan: Otegi lendakari, franquismo hasta en la sopa, Justicia dictada desde (y aun impartida por) el Gobierno, un referéndum de autodeterminación, y luego cuatro más. Y fin de la alternancia política por deslegitimación de la oposición, con plante en las calles si hace falta, justo cuando la policía no pueda actuar sin jugarse la carrera y el tipo.

09 diciembre 2021

Todas las claves del acuerdo Ayuso-Vox

Luís Losada

Ayuso se desmarca de Casado y Vox guiña con qué PP podría pactar.

El acuerdo Ayuso-Vox se produce poco después de que PP y Vox rompan relaciones en Andalucía ante la imposibilidad de alcanzar un acuerdo parlamentario. ¿Por qué en Madrid si es posible el acuerdo y en Andalucía no? Por supuesto hay una explicación de contenido. Pero no es la relevante.

Lo relevante es que Bonilla -es decir, Casado- ha tomado una decisión estratégica: con Vox no irán ni a cobrar una herencia. La alternativa es la llamada ‘gran coalición’: pactar con los socialistas porque -como dice Casado- “El PSOE es un gran partido”.

Bonilla ha buscado el acuerdo presupuestario con el PSOE. Tampoco lo ha conseguido. Porque los socialistas no están en el abrazo del oso. De momento. Y porque a todos les viene bien volver a poner las urnas en Andalucía: el PP se merienda lo que quede de Ciudadanos, Vox retrata su buena racha y marca distancia y el PSOE -quizás- busca su oportunidad para recuperar su gran feudo.

En cambio Madrid es diferente. Ayuso se desmarca de esa estrategia de Bonilla-Casado y en lugar de cordón sanitario busca en Vox un socio preferente. ¿No era esto agrupar a la derecha? Por su parte, Vox evidencia que con el PP de Casado que prefiere a los socialistas no quiere saber nada, pero que en cambio, con Ayuso (con PP o sin él) es posible entenderse y llegar a acuerdos.

¿Y los acuerdos son satisfactorios? Pues depende de si eres optimista o pesimista, la botella estará medio llena o medio vacía. Veamos. Vox consigue la educación gratuita de 0 a 3 años, que era su gran exigencia para garantizar de verdad la igualdad. Además, consigue el compromiso de hacer una auditoría de los centros de menas. Pero no logra recortar sustancialmente los ‘chiringuitos’ de la Comunidad de Madrid ni reducir la Asamblea de Madrid ni eliminar Telemadrid. Y lo peor: tampoco consigue derogar la llamada ‘Ley Cifuentes’, una ley LGTB super agresiva.

En definitiva, Vox renuncia a las exigencias ideológicas en pro de la política: la foto con Ayuso frente a la soledad de Casado. ¿Será suficiente para sus bases? Es probable. ¿Quién gana con esta foto? Ayuso, que muestra capacidad de sumar sin el PSOE. ¿Y Vox? Tensar la cuerda era asumir el riesgo de la insignificancia y apoyar a Ayuso es tensar al PP..

Los grandes negocios de la Humanidad

Amando de Miguel


El gran negocio mundial es, hoy, el de las vacunas contra el maldito virus.

Viales de las vacunas de AstraZeneca (izq.) y Pfizer (dcha.) contra el covid-19. | EURO

El gran negocio mundial es, hoy, el de las vacunas contra el maldito virus, originariamente chino. Ahora se reviste de cambiantes nacionalidades.

Los grandes negocios de carácter global (como ahora se dice) se derivan de estas dos condiciones: a) la escasez o concentración de la oferta, esto es, pocos y localizados productores (oligopolio); b) una extraordinaria demanda siempre insatisfecha.

A lo largo de la historia de la civilización europea se han detectado algunas ilustraciones de los negocios verdaderamente pingües. A finales de la Edad Media se apreció al máximo el consumo de especias (canela, pimienta, clavo, jengibre, nuez moscada, etc.). Solo se producían en las islas del Extremo Oriente (Ceilán, Java, Borneo, etc.), por lo que su precio se elevó de forma extraordinaria. El transporte se hacía por tierra, a través de la Ruta de la Seda, hasta llegar a Constantinopla. Ahí entraba el transporte marítimo, dominado por venecianos y genoveses. Un tráfico tan riesgoso aseguró inmensas fortunas.

Se ha dicho que la avidez del consumo de especias se debió a que se necesitaban para aliñar los guisos con carne, no siempre en buenas condiciones. Tal historia es, más bien, una leyenda. La razón de la desmesurada demanda europea de especias se basó en el símbolo de distinción que suponían para una aristocracia enriquecida, a la que se sumó la ascendente burguesía. Como es natural, a finales del siglo XV, el próspero comercio de las especias moderó los precios a partir de las expediciones marítimas de los portugueses.

El proceso de las especias se replicó con el comercio del oro y la plata procedentes del Imperio español en América durante los siglos XVI y XVII. En ese caso, la mayor parte del beneficio se lo llevaron banqueros italianos, alemanes, flamencos y holandeses con conexiones judías. Los metales preciosos sirvieron, sobre todo, para pagar las inmensas deudas de los reyes españoles.

En el siglo XIX se advierte un nuevo floreciente negocio. Es la cadena del carbón, el hierro y los ferrocarriles. Supuso el fundamento del Imperio británico y la llamada Revolución Industrial.

Sin embargo, ninguna de las ilustraciones comentadas supuso una ganancia tan colosal como ha constituido, en los días que corren, el mercado de las vacunas contra el virus chino. Es claro que la oferta eficaz se produce solo en dos o tres países, fundamentalmente los Estados Unidos de América. La demanda es, por primera vez en la historia, verdaderamente global. La extensión de la pandemia obliga a ello. Todos los habitantes de la Tierra deben ser vacunados.

Hace un año se nos dijo que, conseguido el 70% de la población vacunada en un país, se alcanzaría la "inmunidad de rebaño" (o mejor, gregaria). En la práctica, significaría la detención de los contagios y ya no habría necesidad de más vacunas. Pero la realidad es que tal fenómeno no se ha producido en ningún país. El hecho es que las vacunas caducan al año de ponerlas y, mientras tanto, surgen continuas mutaciones del virus. Se habla, entonces, de "dosis de refuerzo" y, últimamente, de nuevas fórmulas para contener a los virus mutados. Es decir, por el lado de la oferta, se afianza el práctico monopolio de unos pocos laboratorios. Por el costado de la demanda, esta no es solo universal, sino continua. Nunca en la historia se ha dado una combinación tan favorable para los grandes negocios.

La mejor prueba del razonamiento anterior es que, avisados de la última mutación del virus (ómicron), los laboratorios anticipan que ya están preparando las renovadas vacunas. La pandemia pasa a ser endemia y el negocio se hace fabuloso.

La anécdota divertida es que la nueva y amenazadora variante del virus se iba a etiquetar con la letra griega ji, que en inglés se escribe chi y se pronuncia "kai". Como el símbolo elegido es una especie de equis, se pensó que la denominación iba a molestar al dictador chino, llamado Xi. Por tanto, se cambió a ómicron. Se confirma la sospecha de que la OMS (Organización Mundial de la Salud, aunque debería ser en castellano, "de la Sanidad") se halla dominada por China. En donde puede verse que el nombre de ese gran país aparece, simbólicamente, en el origen y el final de la nueva peste.

PA

Una Europa excluyente y suicida

P. Santiago Martín FM


La Comisión Europea, a través de su Comisión de Igualdad, redactó unas recomendaciones dirigidas a todos los países miembros para que se aplicara lo que ellos entienden por “lenguaje inclusivo”, en este caso referido a la Navidad. 

Para estos personajes que viven muy bien a costa de los impuestos que pagan todos los europeos, incluidos los cristianos, no debería haber ninguna referencia religiosa en los mensajes que las entidades públicas emitieran estos días. Nada de “feliz Navidad”, sino “felices fiestas”; nada de “periodo navideño”, sino “periodo de vacaciones”. Su excusa es que llamar Navidad a la Navidad podía molestar a los no cristianos.

Hace años, cuando empezó en España la campaña para retirar los crucifijos de las aulas escolares, se empleó el mismo argumento. “A los niños que no son cristianos -se decía-, les molesta ver el signo de otra religión en sus clases”. Ya entonces comenté que la solución para integrar a todos no venía de la mano de la resta, sino de la suma. No quites el crucifijo -dije-, pon a su lado una media luna con fondo verde, si hay alumnos musulmanes, o una imagen de Buda si hay niños de esa religión, y para los ateos pon un marco sin fondo a través del cual se vea la pared, pues ellos también son creyentes, aunque el dios en el que ellos creen es la nada. Retirando el crucifijo quien ganó fue precisamente el colectivo de los ateos, no el de los musulmanes o el de los budistas. En lugar del crucifijo no hay nada y ése es precisamente su dios.

Ahora, los brillantes intelectos de la Comisión Europea han dado un paso en ese mismo sentido y con el mismo argumento. Para que no se molesten los musulmanes, no felicites la Navidad llamándola por su nombre, afirman. Afortunadamente el rechazo ha sido tan grande que han tenido que dar marcha atrás. Lo mismo, por cierto, ha sucedido en Inglaterra, aunque en este país quien ha salido en defensa de la vigencia de los símbolos cristianos ha sido curiosamente un parlamentario musulmán.

Este lenguaje que ellos llaman inclusivo es en realidad un lenguaje excluyente, que busca una Europa también excluyente, en la que no tenemos cabida los cristianos. Si quieren incluir, que feliciten la Hanukkah a los judíos -que termina, por cierto, el próximo lunes- o el ramadán a los musulmanes en el próximo mes de abril. Si quieren incluir, que sumen, pero no que resten. Pero todo esto ya lo saben de sobra los burócratas de la Comisión Europea, lo que pasa es que quieren que desaparezcan las raíces cristianas del continente y aprovechan cualquier excusa para conseguirlo.

Todo esto me ha llevado a pensar en San Juan Pablo II y también en aquellas imágenes de los obreros del sindicato de Solidaridad arrodillados en misa, mientras se mantenían en huelga en los astilleros de Gdansk. Nos utilizaron, utilizaron la vitalidad y capacidad de resistencia de los católicos para acabar con el comunismo. Y ahora, que piensan que ya no nos necesitan, quieren implantar lo que fue siempre su objetivo: una nueva dictadura sin Dios, donde sólo se adore al dinero y al placer. Su fin, como dijo San Pablo en su carta a los Filipenses, es la perdición, porque su dios es su vientre y su gloria sus vergüenzas. Habrá que recomenzar sobre la ruina que dejarán y que ya están dejando con sus políticas ateas -por ejemplo, promoviendo una Europa sin niños, con la tasa de natalidad más baja del mundo, alejadísima de la tasa de reposición de la población. Su política es suicida y ellos avanzan llenos de soberbia hacia el abismo.

Lo mismo que resistimos a los tiranos comunistas, resistiremos y venceremos a estos tiranos laicistas, aunque, al igual que aquellos, dejarán tras su paso sólo destrucción. El odio de los ateos laicistas no podrá con nosotros, lo mismo que no pudo el odio de los ateos comunistas, aunque nos harán sufrir mucho estos, al igual que lo hicieron aquellos. Cristo ha vencido y seguirá venciendo. Por eso, más que nunca, pongamos este año símbolos religiosos en nuestros balcones y que no se le ocurra a ningún cristiano decir “felices fiestas”, porque la fiesta consiste en que nació el Hijo de Dios de la Santísima Virgen María. Aunque aún faltan unas semanas: Feliz Navidad.

Newtral, Maldita... ¿Quién controla a los controladores?

Rubén Arranz


Determinar si una noticia es veraz o si colisiona con algún derecho fundamental es tan complejo que algunos litigios sobre este asunto se han extendido durante años. 

Sin embargo, al albur de la preocupación internacional sobre la expansión incontrolada de las paparruchas -llamadas hoy fake news- se han popularizado las empresas de fact-checking. 

Es decir, las que se encargan de comprobar si las noticias que publican los medios de comunicación o las cadenas de mensajes que circulan por las redes sociales son veraces o no.

Entienden unos cuantos que esta labor es necesaria. Es de suponer que por la imposibilidad de localizar a quienes inician el bulo o por la lentitud con la que avanzan los procesos judiciales. Sin embargo, este articulista no lo tiene tan claro.

No será en esta columna donde se haga un innecesario ejercicio de corporativismo, pues defender la labor de una buena parte de los medios de comunicación implicaría disponer de unas tragaderas gigantescas. La profesión está tan herida por sus vicios, su ruina económica y sus corruptelas que difícilmente resistiría un 'test de estrés'. 

Sin embargo, convendría analizar la labor de estos nuevos 'garantes de la verdad' que son los servicios de fact-checking, dado que existe una cuestión que genera muchas dudas: ¿son realmente estas empresas neutrales? En otras palabras: ¿juzgan con el mismo rasero a unos medios y a otros?

Sorprendió el informativo de las 14.20 horas de La Sexta con una noticia sobre el ingreso mínimo vital que defiende una parte del Gobierno. La pieza aseguraba lo siguiente: “Satisfacción entre los sindicatos y malestar entre los empresarios. La patronal, CEOE, ha plantado hoy al Ministerio de Trabajo en una reunión”. Rápidamente, aparecía el testimonio de un profesor universitario, que afirmaba: “Me parece increíblemente mezquina la actitud de los empresarios. Me parece que tenemos la obligación de ayudar a las familias que más lo necesitan”.

La actitud que se le atribuía a la patronal era errónea, pues, tal y como detalló en un comunicado, el motivo por el que no acudió a la reunión fue su desacuerdo con la propuesta partidista de Unidas Podemos, no con la posibilidad de negociar una renta básica. Es evidente que dar credibilidad o no a ese argumento forma parte del criterio de cada cual, pero, hombre, obviarlo a la hora de hablar de la postura de la CEOE no parece lo más adecuado. Ninguno de los verificadores analizó esta información.

Tiempo de 'fake news'

Quizá la labor que realizan estas empresas de fact-checking sea necesaria en tiempos en los que cualquier bulo 'asusta-viejas' puede generar inquietud entre la población más desinformada. Sin embargo, merecería la pena hacer una reflexión sobre la parcialidad o la imparcialidad que demuestran estas empresas. 

Una de ellas, Newtral, está encabezada por Ana Pastor, que presenta el programa El objetivo, de 'La Sexta'. La misma cadena que expuso esa 'verdad relativa' sobre la CEOE. Conviene volver a plantear la pregunta anterior: ¿tratan estas empresas por igual las informaciones 'sospechosas' de todos los medios?; ¿serán igual de beligerantes con una noticia de La Sexta que con una de Vozpópuli?

Este medio de comunicación ha sufrido esta semana un contratiempo después de que otro de los verificadores que trabaja para Facebook, Maldita, calificara como bulo una información que no lo era. Eso provocó que cualquier usuario de esta red social que entrara en la 'página' específica de este periódico recibiera un mensaje en el que se alertaba de que el artículo era tóxico.

La noticia se titulaba: 'Estas son las organizaciones que determinan qué es un bulo y qué no en Facebook, propietaria de WhatsApp'. Entre estas entidades se encuentra Maldita. Es decir, la misma empresa -es una fundación en realidad- encargada de determinar si una información es verídica o falsa era citada en la información, sin que ninguno de sus miembros apreciara -o al menos manifestara- la existencia de ningún conflicto de interés en esta acción.

No merece la pena abundar más en este asunto, dado que, evidentemente, Vozpópuli considera que tiene razón en este asunto y aquí se explican sus argumentos; y en Maldita creen que actuaron con diligencia y así lo detalla uno de sus fundadores en redes sociales

La clave es si este tipo de empresas están legitimadas para realizar juicios sobre las informaciones de los medios de comunicación que, en muchos casos, sólo se aclaraban y se aclaran tras un largo proceso judicial. El debate no ha surgido ahora, dado que también se produjo cuando se pusieron en marcha reguladores como el Consejo Audiovisual de Cataluña. Entonces, la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) criticó que asumiera competencias que le pertenecen a los tribunales.

Por otra parte, quizá merezca la pena plantear la cuestión relativa a quién controla al controlador. Tanto Newtral como Maldita como AFP están adscritas a la International Fact-Checking Network y eso obliga a cumplir un código ético que exige “no partidismo y equidad”. ¿Puede ser ecuánime un verificador como Newtral, con una relación probada con un medio de comunicación al que supuestamente también 'audita'?

Después de que se iniciara el conflicto entre Vozpópuli y Maldita, este periódico contactó con Facebook España para obtener una explicación sobre el modus operandi que se sigue en los casos en los que un periódico está en desacuerdo con la decisión de uno de estos verificadores. Su respuesta fue la siguiente: Facebook no puede solicitar a su 'proveedor' que adopte una decisión distinta a la que han decidido sus miembros.

Versión de Maldita; Newtral, calla

Este periódico envió el martes dos cuestionarios a Newtral y Maldita para aclarar una serie de cuestiones sobre sus rutinas y sus códigos de funcionamiento. Con la primera empresa contactó a través de su correo genérico y de un mensaje a su fundadora, Ana Pastor. Sin embargo, no obtuvo respuesta alguna.

No es el caso de Maldita, que a través de Clara Jiménez ha defendido la labor que realizan con la empresa Facebook. En este sentido, ha negado que este verificador 'vete' el acceso a ningún contenido: “Nuestra labor consiste en catalogar con pruebas y hechos contrastados lo contenidos falsos. A partir de ahí es Facebook quien le pone un aviso al contenido: si quieres leer el desmentido de Maldita.es o quieres seguir leyendo lo que hemos calificado. No se borra el contenido y se puede seguir accediendo, compartiendo y leyendo el mismo”.

A la pregunta sobre el número de 'bulos' que han detectado en cada medio de comunicación, Jiménez ha declinado ofrecer datos o impulsar 'listas negras'. Ahora bien, ha defendido la neutralidad de Maldita: “Nuestra función no es señalar y perjudicar a los medios de comunicación y las páginas web, sino ayudar a mejorar el ecosistema informativo”.

Pocos minutos después de responder el cuestionario de este periódico, Jiménez publicaba un artículo en el que figura la respuesta a algunas de las preguntas que se le habían planteado desde este periódico. Se puede acceder a través de este enlace.

Cifras de negocio

¿Es rentable el negocio de los verificadores? En el caso de Maldita, sus cuentas de 2018 recogen unos ingresos de 34.831 euros a través de 'subvenciones, donaciones y legados imputados a la actividad' y un resultado de 39.522 euros.

En el de Newtral -que no ha atendido a este periódico-, su facturación en 2018 fue de 3,8 millones de euros y sus beneficios, de 868.857 euros. Su plantilla estaba compuesta, entonces, por 35 personas y su gasto en personal fue de 1,7 millones.

Desde estas empresas han criticado estos días la campaña de desprestigio que han iniciado contra ellos algunos portavoces de Vox. También influencers como Alvise Pérez. Evidentemente, no comparto el acoso y derribo bajo ninguna circunstancia. En cualquier caso, algunos medios de 'izquierdas', entre ellos La Sexta, han demostrado en las últimas semanas una especial querencia por relacionar toda línea editorial crítica con el Gobierno con la ultraderecha, en un lamentable ejercicio de macartismo que resulta absolutamente injusto para medios como este, en cuya hemeroteca se pueden encontrar informaciones criticas con todos los partidos del arco parlamentario.

No hay nada más peligroso que la unanimidad ni nada más malévolo que equiparar a quienes hacen agitprop de partido con quienes informan cueste lo que cueste, pese a que ello les obligue a pagar peajes profesionales, personales y económicos. Quizá el hecho de que una información de este periódico fuera 'señalada' por Maldita el pasado lunes pueda hacer pensar a algunos que en este diario se escribe de parte. O quizá algún propagandista malintencionado haya tratado de difundir ese 'bulo' para restar legitimidad a la crítica que en estas páginas se ha realizado hacia el Gobierno por su gestión de la pandemia.

Desde luego, las situaciones de dificultad son perfectas para que los oportunistas medren. Y alguno, desde su púlpito mañanero o su cuenta en redes sociales, parece haberse echado al monte.

Saludo a NEOS

Rafael Sánchez Sáus

Al acto de presentación de NEOS, el 26 de noviembre en Madrid, asistió un millar de personas. Previamente se habían constituido varias áreas de trabajo. 

Foto: captura El Debate TV.

Hace algunos años se puso de moda apelar a la movilización de la sociedad civil. 

En una España acostumbrada desde hace siglos a esperar del Estado la solución de los problemas más nimios -hasta el punto de que sólo aquí se produce la abusiva identificación entre nación y estado que tanto difumina a la primera-, aquello sonaba a cosa anglosajona, más a sillón de club que a banderín de enganche, que es lo que un español asocia con la palabra movilización. 

En lo que uno recuerda, los deseos de moverse eran pocos, sobre todo cuando se adivinaba que había que empezar por abrirse moderadamente de capa en temas de bolsillo.

Tal vez hayan cambiado los tiempos junto con los vientos porque esta vez parece que sí, que algo se mueve en esa sociedad civil con todavía tan escasa fe en sí misma. 

Y un síntoma puede haber sido la puesta de largo de NEOS (acrónimo de los puntos cardinales en orden pronunciable) el pasado 26 de noviembre en Madrid y ante cerca de un millar de personas convocadas por lo que se presenta como una "alternativa cultural que pretende aunar esfuerzos y sumar a personas e instituciones para lograr una regeneración moral y política de España". 

Una cosa así sólo puede surgir del ámbito de esa derecha social que parece por fin despertar, y a nadie puede sorprender que su impulsor haya sido el infatigable Jaime Mayor Oreja, junto con las planas mayores de la fundaciones Villacisneros, Valores y Sociedad y Ángel Herrera Oria, más el soporte de un buen número de universidades católicas.

Entre los objetivos inmediatos de NEOS, con un inusual fundamento intelectual que se puso de manifiesto a lo largo de todo el acto, aparecen la defensa de la Corona, el impulso de una estrategia de valoración de la nación más allá de la referencia constitucional y contra las tendencias secesionistas y la autodeterminación, la colaboración con las asociaciones defensoras de la lengua española, la protección de la libertad religiosa, la crítica a la Ley de Memoria Democrática, el estudio de la probable inconstitucionalidad de la Ley de Eutanasia, el lanzamiento de una iniciativa legislativa popular por un plan integral de cuidados paliativos o la constitución de la Asamblea por la Vida en pro de la dignidad y la libertad de la familia. 

Mucho parece, pero es que cualquier alternativa al actual estado de cosas debiera fundarse sobre la respuesta previa desde el campo de la cultura y las ideas.

Publicado en Diario de Sevilla.

La Corona y la Constitución

Tom Burns Marañón


Los verdaderos objetivos de los ataques de los rupturistas con la Transición hacia don Juan Carlos son el Rey Felipe VI y la monarquía.

El sarcasmo no es tanto, aunque también, que España esté hoy sesteando porque se celebra una Constitución que es la mejor que ha tenido en su historia pero que, aparentemente, más y más españoles cuestionan. Los acomodaticios que se pasarán el puente adormilados no quieren ver ambas realidades.

La ironía mayor es que no descansan quienes están empeñados en destruir del todo la imagen de quien hizo posible el más prolongado periodo de paz, progreso y prosperidad que ha conocido este contradictorio y contemporizador país. Muchos dirán que hay muy poco que festejar estos días porque se ha prolongado la investigación inquisitorial sobre el patrimonio de don Juan Carlos. Sin poderse defender, el Rey Emérito ha sido condenado a seguir en el exilio.

¿Tres años de pesquisas, y la colaboración total del interesado, no han sido suficientes? ¿De verdad requieren los fiscales otros seis meses para echar luz sobre el asunto? Veteranos de la vida pública dicen que la indagación responde a una agenda política disruptiva y terminal. Dicen que se está mareando la perdiz. En el punto de mira está una pieza de caza mucho mayor que la de un pájaro de corto vuelo.

El anuncio ha sido un jarro de agua fría para quienes deseaban fervientemente el regreso para navidades del conductor de la concordia de 1978. Son los que reconocen en la Corona el símbolo de la permanencia de España en su historia, en su presente y en su futuro. La forzada ausencia de quien tan decisivamente la ostentó debilita la función y la utilidad de la institución.

Esto lo saben mejor que nadie los rupturistas que mueven sus fichas revanchistas. La estrategia es muy clara. Se hostiga, vapulea, empequeñece y arrincona al Rey Emérito para a continuación darle jaque mate a Felipe VI. La labor inmediata es destruir la peana sobre la cual se alza el soberano.

Al paso actual llegará el día cuando una mayoría parlamentaria anulará la inviolabilidad de la Corona que garantiza la actual Ley de Leyes. La narrativa para justificar tal iniciativa es relativamente fácil de construir en estos tiempos de política líquida y de wokismo. Y la votación será el trámite previo a la eliminación de una jefatura de Estado hereditaria.

¿Política ficción? Esto es lo que le vino a decir Alfonso XIII a Miguel Maura cuando el hijo de don Antonio le dijo en 1930 que se "despedía" de él porque se marchaba a la República. Al año el Rey estaba camino de Cartagena y Maura fils hacia el Ministerio de la Gobernación como miembro del gobierno provisional del nuevo régimen. España se había acostado monárquica después de acudir a las urnas en unas elecciones municipales y había amanecido republicana.

El relato que esconde la persecución de don Juan Carlos tiene su fin predestinado. Ya no se festejará la Constitución el 6 de diciembre, porque se celebrará cada catorce de abril la recuperación de la republicana. Unas Cortes constituyentes (puede que sean las de la siguiente legislatura) se encargarán de limpiar, fijar y dar esplendor a lo acordado en 1931. Será la restauración de la legalidad que Franco y su heredero arrebataron al pueblo español.

Los narradores del guerracivilismo y de la ruptura son, de momento, los que militan en la izquierda radical y el secesionismo unilateral. Lo que cuentan, en el relato más bodrio, es que fascistas y militares pisotearon un sistema que fue el paradigma de la libertad y que la dictadura franquista se revistió con el ropaje de una monarquía parlamentaria para que todo siguiese igual.

Lo que urge es refrescar la memoria con sensatez. A la muerte de Franco, don Juan Carlos pilotó una transición institucional "de la ley a la ley" que, sin traumas, reconoció el pluralismo político y la diversidad de una España moderna. Y la reconcilió. Pudo no haberlo hecho. Pudo haberse dedicado a ser un príncipe playboy en Estoril. Pero se las arregló para ser el sucesor de Franco a título de Rey y se sirvió del poder total que heredó para devolver la soberanía a los españoles.

Cabe instruir que cuando don Juan Carlos acudió al Congreso de los Diputados para ratificar la Constitución de 1978 el entonces presidente de las Cortes, Antonio Hernández Gil, dijo: "La Monarquía que no dudó en promover el tránsito del pueblo hacia la democracia, recibe de ella la proclamación legitimadora". 

Y añadió en ese lenguaje ofuscador que es tan propio de los juristas: "Y correlativamente, la democracia, en cuanto ha dado lugar a un Estado de derecho, recibe a través de él la configuración política de la Monarquía parlamentaria".

Lo que dijo el presidente de las Cortes, traducido a un lenguaje inteligible, fue: "Gracias al Rey tenemos la democracia y contamos con él porque queremos que la Corona la garantice". Conviene recordarlo en el sesteo de hoy.

El primer gran error de un genio

Jesús Cacho


El lago de Arteixo resultó ser menos plácido de lo que parecía. Cuentan en La Coruña que  Amancio Ortega suele invitar a comer algunos viernes a un grupo de amigos en uno de los mejores hoteles de la ciudad. 

Es "la comida de los huevos", como con cierta sorna la califican los influyentes aliados del gran capo, gente toda muy principal de la capital gallega, porque el plato fuerte consta precisamente de eso: de huevos fritos. 

Y dicen que hace ya tiempo que Amancio no se cortaba a la hora de manifestar ante sus invitados, a veces con gesto airado y manotazo en mesa, las diferencias que le separaban de Pablo Isla, su presidente ejecutivo, "me va a dejar esto hecho unos zorros", unas discrepancias centradas en la política de expansión física del imperio textil, con la apertura de tiendas hasta en el último rincón del mundo, y la apuesta ya decidida del patrón por la venta online, "porque este mundo ya es digital", y en la necesidad de empezar a cerrar establecimientos comprados a precio de oro en las esquinas más caras del planeta. 

La estrategia digital de Amancio, frente a la expansión física de Isla. La aparición de la Covid-19 y su estresante presión sobre los resultados del grupo terminarían por inclinar la balanza en favor del desarrollo digital y la venta online.

La cuerda se partió por la parte más débil con el despido de Isla, seguramente el ejecutivo con mejor pedigrí del panorama empresarial español, pero al fin y al cabo un empleado, el mejor pagado de España, cierto, pero solo un empleado. La "familia" impuso su ley cuando lo juzgó oportuno. Una decisión legítima, pero arriesgada. 

En el mercado hay quien sostiene que estamos ante "el primer gran error de un genio", y no por la salida de Isla en sí, del todo punto previsible porque es obvio que Marta Ortega estaba llamada a tomar las riendas más pronto que tarde, sino por las formas, porque en el mundo cuasi perfecto que rodea a Ortega, en el estanque dorado de Arteixo, el mercado esperaba una sucesión controlada, ejecutada con mimo y en los plazos correspondientes. 

Lo ocurrido, sin embargo, ha sido lo más parecido a un terremoto, y los terremotos suelen dejar destrucción a su paso. La voz de alarma la dio un pequeño digital gallego en la tarde del lunes, alertando del inmediato relevo del consejero delegado, Carlos Crespo. 

Los servicios de comunicación de la sociedad, tan eficaces controlando la información como vendiendo trapos, desmintieron la especie (lograron incluso levantar una noticia de la web de La Voz de Galicia la misma tarde), pero ni ellos ni el gran patrón pudieron seguir ocultando la realidad. El rumor ya andaba suelto y corría ladera abajo como un turbión. De modo que a primera hora del martes, el grupo se vio obligado a enviar un comunicado a la CNMV anunciando la revolución.

Salía a la luz la guerra larvada que desde hace tiempo ha enfrentado a dos bloques que llevan años conviviendo en la alta dirección del grupo textil, convivencia que la tensión provocada por el surgimiento de la pandemia ha terminado por hacer explotar. 

Quien mejor lo ha explicado ha sido el periodista Julián Rodríguez Moscoso, de Economía Digital Galicia. Por un lado, el grupo comandado por la segunda mujer de Ortega, Flora Pérez Marcote, y sus dos hermanos, Jorge y Óscar Pérez Marcote, ambos con puestos de responsabilidad en la firma, bloque al que hay que añadir al hombre más influyente acerca de Amancio, su mano derecha, José Arnau, inspector de Hacienda en excedencia, vicepresidente de Inditex, artífice de Pontegadea y primer valedor de los intereses de la familia en el grupo textil.

Arnau y Flora Pérez comparten despachos en la sede del Cantón Grande, en el centro de La Coruña. Allí están los cuarteles generales de Pontegadea y de la Fundación Amancio Ortega, verdadero puente de mando de Inditex. 

El segundo bloque es el comandado por el propio Isla, consejero delegado desde 2005 y presidente ejecutivo desde 2019, del que forma parte el hasta ahora consejero delegado, el citado Crespo. Sobre ambos bloques ha sobrevolado la presencia de un Amancio convertido en la única e incontestable fuente de autoridad en Inditex. 

La estrecha amistad entre el patrón e Isla, la total confianza del "amo" con su primer ejecutivo, ha resultado parte fundamental en el éxito del grupo. Cuándo comenzó a agrietarse esa relación es algo que, por el momento, se desconoce.

Dos bloques. Dos culturas. "Por un lado, la que mima el producto y cree firmemente en las colecciones, clave del negocio", en palabras de Rodríguez Moscoso. "De otro, la de los márgenes, determinante en la rentabilidad. En un lado, las cadenas y sus directores; en el otro, la intendencia corporativa del presidente, siempre pendiente de la cotización en bolsa"

El choque de trenes se produjo en torno al relevo del consejero delegado, hombre de confianza de Isla, cuyo nombramiento a comienzos de 2019 nunca convenció a Amancio y que desde el principio contó con la animadversión del clan de los Pérez Marcote, la familia política de patrón. Isla no acepta ese relevo y amenaza con irse él también si su hombre es sacrificado. La suerte de unos y otros se decide el lunes por la tarde en ocho dramáticas horas de reunión en Arteixo, a la que asisten, entre otros, los tres pesos pesados del grupo, Ortega, Isla y Arnau. La familia, en la plena extensión de la palabra, acepta el envite y decide aprovechar la ocasión para llevar a cabo el relevo en la cúspide. 

En esa reunión las partes acuerdan que Crespo continúe en la compañía, porque la salida al unísono del presidente ejecutivo y del consejero delegado hubiera supuesto un escándalo de dimensiones internacionales, con un daño para la acción que hubiera dejado los 5.200 millones perdidos el martes en una minucia. Crespo se queda pero vuelve a su anterior empleo, definitivamente degradado, una situación muy poco airosa que cabe suponer adecuadamente recompensada.

Isla tiene que irse, víctima del todopoderoso Arnau. Un cambio mal hecho, que provoca una gran conmoción en el mercado. ¿Cómo es que de la noche a la mañana se va el presidente ejecutivo, el hombre que ha convertido Inditex en la primera multinacional española, responsable de haber multiplicado por siete veces su Ebitda, con una capitalización que ha llegado a superar el listón de los 100.000 millones? 

¿Cómo ha podido cometer tal error un tipo como Amancio, un genio capaz de construir un imperio sin haber llamado jamás a las puertas del Madrid político ni haber pisado sus alfombras? "En el fondo del caso late el quebranto de las reglas del buen gobierno corporativo", asegura un importante empresario madrileño, "la violación de las formas y procedimientos de buen gobierno en una empresa cotizada, una cuestión no baladí. Cuando alguien toma una decisión tan importante, lo primero que tiene que hacer es convocar a los consejeros independientes y ponerlos al corriente de la situación; luego hay que reunir a la Comisión de Nombramientos y justificar por qué quieres hacer ese cambio; a continuación hay que iniciar una búsqueda interna y/o externa, después presentar al candidato al Consejo de Administración… En fin, toda una serie de normas que aquí parecen haberse ignorado. Nada se ha dicho al mercado de que la hija sea la candidata idónea desde el punto de vista técnico para ocupar el puesto y eso, en una empresa cotizada, parece una muy censurable falta de respeto al mercado".

En la sede de la Fundación Amancio Ortega, en La Coruña, han causado cierto cabreo algunas de las manifestaciones realizadas estos últimos días por Isla en cenáculos muy restringidos que, al parecer, dejarían en mal lugar a la heredera, Marta Ortega, una mujer que no es una recién llegada, que lleva 15 años trabajando en la casa, que ha mamado el negocio casi desde la cuna y que, en opinión de no pocos expertos, se ha hecho merecedora a un cierto margen de confianza. 

"Esa familia ha puesto mucha carne en el asador con este movimiento, ha arriesgado mucho y está en su derecho de hacer ese cambio como propietaria del 59% del capital del grupo"

Menos explicación tiene el nombramiento de un consejero delegado como Óscar García Maceiras, un abogado del Estado sin experiencia de gestión, amigo íntimo de Marta, protegido de Arnau y llegado al grupo apenas en marzo de este año, cuyo desempeño en el cargo el mercado va a seguir con lupa. "Es como poner a José Luis Chitín del Valle al frente de ACS, o a Martínez Simancas al frente de Iberdrola". 

De alguna forma se repite lo ocurrido en El Corte Inglés con el despido del consejero delegado y expresidente, Nuño de la Rosa, por parte de Marta Álvarez, propietaria del 14% del capital del holding junto a su hermana Cristina. Soy la heredera del negocio y pongo a su frente a quien me da la gana.

Interrogantes también en torno al argentino Carlos Torretta, marido de Marta Ortega, y su posible influencia en las decisiones futuras del grupo. Su presencia en la rueda de prensa de presentación de Marta no ha pasado desapercibida para el mercado. 

Mucho más recelo aún crea el desempeño en la alta dirección de la familia política del fundador, los hermanos Pérez Marcote, con la propia Flora Pérez Marcote al frente, un trio con capacidad para ejercer una enorme influencia sobre el fundador, de 85 años. Quienes sueñan con el Inditex de siempre, esa máquina de crecer y dar beneficios, siguen confiando en el inagotable carisma de Amancio y en su tantas veces demostrado instinto. 

"Ortega ha creado un ecosistema de negocio virtuoso cuyo funcionamiento está por encima de las personas", asegura un banquero español. "Las mismas objeciones surgieron cuando el relevo de José María Castellano; también entonces se dijo que el negocio se iba a resentir. En aquel momento, año 2005, Amancio me llamó a La Coruña y me ofreció el puesto con esa manera tan gallega que tiene él de hacer las cosas. Pero a mí me dio vértigo abandonar mi posición, de mucho relumbrón entonces, para coger el timón de una empresa que estaba creciendo al 20% anual. Intentó animarme: 'Si aquí hace falta alguien que lidere los equipos y tenga sentido común, simplemente eso', me dijo. 'Hace 20 años era yo el que viajaba por todo el mundo; llegaba a una ciudad, cogía un taxi y me iba a recorrer el centro para localizar la mejor esquina en la que abrir la próxima tienda de Zara. Ahora esto ya funciona solo'. Yo creo que funciona porque Amancio ha creado una cultura que hace que todo funcione".

Muchos interrogantes de futuro se abren en torno a un grupo que ha funcionado como la seda en las últimas décadas. Un grupo en el que parecía reinar una paz que, en parte, se ha demostrado falsa a la luz de lo ocurrido esta semana. España no está sobrada de grandes empresas y mucho menos de multinacionales con el prestigio y la potencia de marca de Inditex. De grandes empresas tan rentables como Inditex. 

"La familia" toma el protagonismo, en detrimento de la profesionalización en la gestión que había sido el santo y seña de Amancio. Y las experiencias habidas en los relevos ocurridos en la cúpula de las empresas familiares españolas no abonan al optimismo. Ojalá acierte Isla cuando afirma que "Inditex es una empresa mucho más de equipos que de individualidades", por lo que su éxito futuro estaría asegurado. 

Un Isla sobre cuyo destino fuera el gigante textil se hacen hoy todo tipo de cábalas. El presidente ejecutivo de Inditex hasta el próximo 31 de marzo es uno de los mejores consejeros del rey Felipe VI, con quien suele reunirse en privado varias veces al mes. Tal vez ahí esté escrito en el viento el destino de un hombre dispuesto a poner su buen hacer al servicio de España y sus instituciones.

07 diciembre 2021

Pinocho, Pfizer y el triste final del grillo

Rodolphe Bacquet


Probablemente conozcas a Pinocho tal y como lo concibió Walt Disney en su dibujo animado de 1940. 

Si es así, Pinocho es para ti una pequeña marioneta valiente e impresionable cuyo único defecto real es que miente (su nariz se alarga), pero cuyo corazón es bueno; de hecho, al final es recompensado por su valor convirtiéndose en un «niño de verdad».

Esta versión está más que diluida en comparación con la historia original de Carlo Collodi.

Porque Pinocho, en realidad, es un canalla traicionero, ¡y de la peor clase!

Siendo un trozo de madera, empieza a insultar a los visitantes del taller de Gepetto. En cuanto se talla la boca, la utiliza para sacar la lengua.

Cuando, en el capítulo 4, aparece un grillo sabio (se trata del personaje de Pepito Grillo en la película de Disney) para enseñarle los límites que no debe cruzar… ¡Pinocho lo aplasta con un martillo!

El resto de la historia sigue el mismo camino: Pinocho resulta ser perezoso, cobarde, codicioso y tiene tendencias asesinas.

A pesar de ello, se las arregla regularmente para dar la impresión de ser un niño modelo.

Por todas sus fechorías, es colgado de un roble (luego resucitado) e incluso cumple cuatro meses de prisión.

¿Por qué sólo recordamos (erróneamente) la nariz alargada de Pinocho?

Pinocho de Disney y Pinocho de Collodi son muy parecidos por fuera: ambos son marionetas de madera a las que les crece la nariz cuando mienten.

Pero en Disney, la mentira es un defecto infantil: Pinocho miente, como cualquier niño, por facilidad, por debilidad, sin pensar en el daño.

En Collodi, es diferente: las mentiras y la nariz alargada de Pinocho son sistemáticas y son una manifestación de su malignidad y su poder para causar daño.

Pinocho es intrínsecamente egoísta: guiado sólo por sus propios intereses, no duda en traicionar a quienes confían en él, empezando por su padre.

En la primera versión de su historia, Collodi hizo morir a Pinocho. Al final le dio la redención… in extremis.

Pero el texto de Collodi es poderoso porque nos enseña que la mentira, cuando es sistemática, es un marcador flagrante de: 1 – la búsqueda ciega de los propios intereses (dinero, placer); 2 – la ausencia total de moralidad para conseguirlo.

Ahora te hablaré de… Pfizer.

Porque ahora tenemos pruebas no sólo de que esta empresa farmacéutica mintió escandalosamente para obtener la autorización de comercialización de su vacuna contra el covirus…

… Pero que tampoco dudó en aplastar su buena conciencia con un martillo para lograr sus fines.

Revelaciones en una revista médica profesional

Recordemos que hace apenas un año que la vacuna de Pfizer-BioNTech contra el Covid-19 fue autorizada por los británicos sobre la base de los resultados positivos de un ensayo clínico de fase 3, con una rapidez sin precedentes.

Simbólicamente, nuestros vecinos británicos fueron los primeros en vacunar a un tal… William Shakespeare – que murió seis meses después de un ataque de apoplejía (en aquella época la relación entre la vacuna Covid y los problemas cardiovasculares no estaba tan clara como ahora).

Francia, y luego el resto del mundo, siguieron el ejemplo de Inglaterra autorizando apresuradamente esta inyección genética, a pesar de todas las normas que rigen la comercialización de medicamentos.

Y es que desde Inglaterra llegó esta semana, un año después, el primer fallo de este famoso ensayo clínico demasiado bueno para ser verdad.

La principal revista médica profesional del Reino Unido, el British Medical Journal, publicó el martes pasado una larga investigación sobre este famoso ensayo clínico de fase 3 que le valió a Pfizer-BioNTech su sésamo para ser inyectado en el cuerpo de cientos de millones de seres humanos.

Esta investigación da la palabra a Brook Jackson, que lleva quince años trabajando como investigador clínico asociado.

En agosto de 2020, fue contratada por una empresa de Texas, Ventavia, que gestiona tres centros de ensayos para Pfizer. Un millar de pacientes participan ya en el ensayo.

A este profesional de los ensayos clínicos le llaman la atención varias irregularidades:

  • El personal que administra los productos no suele estar cualificado;
  • El mismo personal desconoce, y por tanto contraviene, las normas básicas de los estudios aleatorios a doble ciego;
  • El personal que realiza el control de calidad se ve abrumado por la cantidad de problemas que encuentra;
  • Las propias vacunas no se conservan a la temperatura adecuada;
  • Los pacientes quedan desatendidos en el pasillo;
  • ¡¡¡¡Y… no hay un seguimiento escrupuloso y documentado de los efectos secundarios!!!!

Brook Jackson acusa finalmente a Ventavia de falsificar los datos del estudio clínico.

Brook Jackson informó a Ventavia de estos problemas en varias ocasiones, sin éxito.

A continuación, envió una queja por correo electrónico a la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) el 25 de septiembre de 2020.

El mismo día, fue despedida por Ventavia. Es evidente que la empresa teme una visita de control (que no se producirá).

Toda esta información no procede de un oscuro sitio de conspiraciones, sino de la principal revista médica del Reino Unido, a la que Brook Jackson facilitó decenas de documentos internos de la empresa: fotos, grabaciones de audio y correos electrónicos.

Los documentos son condenatorios y demuestran que se cometieron errores y fraudes crecientes en al menos algunos de los centros que realizaron ensayos clínicos para Pfizer-BioNTEch.

¿Acaso es de extrañar cuando conocemos el estado de completa improvisación y precipitación en el que se llevaron a cabo estas pruebas?

Fraude, corrupción y silencio culpable.

La investigación del British Medical Journal pone al descubierto la total falta de integridad de al menos algunos de los ensayos clínicos de Pfizer.

No se trata de la «bonita mentira» al estilo de Pinocho de Disney: es la mentira repetida e inmoral de Collodi, sistemática, manifiesta y cínica.

El objetivo último de estas falsificaciones de ensayos clínicos, que Michel de Lorgeril ya había constatado basándose únicamente en los informes de Pfizer, era evidentemente ganar lo más rápidamente posible la cuota de mercado anunciada de una vacuna anti-Covid.

¿Esto es nuevo?

¡¡¡No!!!

Entre 1995 y 2009, los tribunales dictaron 42 condenas por corrupción, engaño y riesgos para la salud contra Pfizer, que dieron lugar a multas por valor de 6.500 millones de dólares.

Esto sigue siendo financieramente rentable para Pfizer, cuyos beneficios superan con creces el importe de estas multas.

¿Quién se atrevería a creer seriamente que, por su vacuna contra el cólera, de nuevo producida y probada a toda prisa, el industrial estadounidense se ha comprado de repente un código moral de buena conducta?

El grillo fue aplastado con un martillo por Pfizer hace mucho tiempo.

El mismo jugador sigue jugando.

¿Coincidencia o casualidad? Este viernes, apenas unos días después de que se revelara el escándalo, la misma Pfizer anunció una eficacia «abrumadora» para una píldora diseñada por el laboratorio contra formas graves de Covid.

Su antiviral Paxlovid (ritonavir) «demostró reducir el riesgo de hospitalización o muerte en un 89% en comparación con el placebo en adultos de alto riesgo no hospitalizados con Covid-19», anunció un comunicado de prensa de la empresa.

Esta espectacular noticia llega en el momento adecuado para desviar la atención de estos ensayos de vacunas mal realizados.

El problema es que este resultado (cero muertes en los probadores de píldoras y 10 muertes en los pacientes de placebo) es de un ensayo de fase 2.

En otras palabras, Pfizer pide una comercialización «urgente», incluso antes de la fase 3 de su ensayo clínico…. Es decir, ¡incluso antes que para su vacuna!

Funcionó la primera vez… ¿Por qué no una segunda vez?

Se trata de una práctica digna de un programa de medicina y que, una vez más, burla el principio de precaución en nombre de la urgencia.

Investigación científica: sí, el fraude va en aumento.

Pfizer no es un infractor aislado.

Recuerdo que, en cuanto expresé mis primeras reservas sobre la llegada de las «vacunas anti-Covidio», varias personas me reprocharon que no tuviera fe en el «progreso científico».

Yo replicaba (desde entonces he dejado de predicar en el desierto) que la «ciencia» era obra de personas como cualquier otra, algunas de ellas probadoras y con talento, otras cínicas y tramposas.

En definitiva, los científicos son seres humanos, con sus cualidades y defectos, y sobre todo con sus limitaciones, ya sean metodológicas o morales.

Pero cada vez hay más piratas en el mundo de la investigación científica.

La inteligencia artificial les facilita la producción de estudios científicos desde cero sin ninguna base seria, y cada vez más comités de revisión caen en la trampa.

En 2016, el número de estudios científicos falsificados se estimó en un 0,2% de los publicados anualmente.

En 2021, esta proporción aumentaría al 2%.

Puede parecer poco, pero cada año se publican cientos de miles de estudios: ¡el número de estudios falsificados es, por tanto, de al menos decenas de miles!

Cuando la ciencia se convierte en un actor político importante, como es el caso actual de Covid, este fraude se vuelve aún más tentador, ya que es muy fácil instrumentalizar los estudios.

Recordemos el estudio publicado en 2020 por The Lancet que concluyó que la hidroxicloroquina era ineficaz como tratamiento del Covid-19: este estudio llevó a la suspensión de su uso.

Pero dos semanas más tarde, se descubrió que el estudio era falso. Se retiró.

La hidroxicloroquina sigue suspendida en Francia… a pesar de que la «prueba» de su ineficacia fue falsificada.

Hace un año, los gobiernos y una parte de la población esperaban con tanta impaciencia los estudios que anunciaban la eficacia de una vacuna que cayeron en ella como polillas alrededor de una farola.

Si todavía duda de la instrumentalización de la ciencia por parte de la industria farmacéutica y también de los políticos, siga leyendo.

Contar a los vacunados entre los nuevos casos de Covid

Estas mentiras sistemáticas no son sólo obra de industriales y científicos sin escrúpulos e interesados: los políticos siguen su ejemplo.

Mientras se anuncia que la epidemia de Covid vuelve a empezar en Alemania, los medios de comunicación repiten el mismo mensaje: ¡es una epidemia de personas no vacunadas!

¿Estamos tan seguros?

En realidad, a finales de la semana pasada se reveló un «error de método de cálculo» (¡!). Cito al periódico Le Parisien:

En otras palabras, los mensajes del gobierno que se escuchan en la radio: «Hoy en Francia, 8 de cada 10 personas hospitalizadas a causa de Covid-19 no están vacunadas. Podemos debatir todo, pero las cifras» se basa, por tanto, en…

… en…

… un error de cálculo.

La cifra es errónea. Pero, ¿es un error o una mentira de Pinocho?

Les dejo a ustedes que juzguen.

En cualquier caso, la información está empezando a ser difundida por los principales medios de comunicación… que están sacando una conclusión que es, como mínimo, ¡impresionante!

Consulta este artículo de RMC:

En otras palabras: cada nueva hospitalización de un paciente con un «esquema de vacunación completo» aporta la prueba de los estrechos límites de dicha vacunación anti-Covidio.

Y la conclusión que se extrae de esto es que se necesita una dosis adicional.

En una lógica comercial, esto es correcto: la inmunidad adquirida por la vacuna, que es débil y limitada en el tiempo, implica que se requieren refuerzos regulares (cada 6 meses).

Desde el punto de vista científico y de la salud, esto es obviamente absurdo. Debemos :

Mejorar la inmunidad natural;

Seguir investigando los tratamientos para las formas graves de Covid.

Actualmente, los gobiernos no apoyan ninguna de las dos cosas.

¿Recuerdas el grillo que se rompió con un martillo

Ahora que se oyen advertencias por todas partes sobre el «resurgimiento» de la epidemia, les invito a recordar dos cosas:

El ruido mediático que rodea este resurgimiento está diseñado para fomentar aún más la vacunación: ya sea para una primera dosis doble… o para una tercera dosis;

El Covid-19 está destinado a evolucionar como virus estacional, circulando cada vez más, pero cada vez menos peligroso.

Afirmar que el menor número de casos graves y de hospitalizaciones en esta quinta oleada se debe a la vacunación es, pues, una hermosa mentira: esta menor peligrosidad es parte integrante del «destino» evolutivo del Covid-19, que es permanecer entre nosotros, siendo cada vez más inofensivo.

La política única de vacunación contra los cóvidos es un contrasentido: su principio se basa en un fraude científico, y su aplicación se basa tanto en la visión a corto plazo de nuestros gobiernos como en la codicia de los industriales.

Hace tiempo que ambos han aplastado sus grillos con un martillo. Asegurémonos de limitar el número de sus víctimas colaterales.

Para limitar estos daños, te invito a ver este vídeo sobre cómo afrontar los efectos secundarios de estas vacunas haciendo clic aquí.

Cuida de ti mismo.»

(*) Rodolphe Bacquet es escritor. Las opiniones vertidas en el artículo no son necesariamente compartidas por este medio.

También existe una vacuna para el virus que infecta a la Iglesia

Sandro Magister


[El siguiente texto es el discurso que pronunció Sandro Magister en la conferencia celebrada el sábado 27 y el domingo 28 de noviembre de 2021 en Anagni, en la Sala della Ragione, por iniciativa de la Fondazione Magna Carta, sobre el tema: «Iglesia y siglo después de la pandemia»].

*
LA IGLESIA EN EL MUNDO O EN EL EREMITORIO

por Sandro Magister
Anagni, 27 de noviembre de 2021

Entre la Iglesia y el siglo, después de la pandemia, es este último el que gana, como dice la propia palabra «secularización», que avanza inexorable, con las iglesias cada vez más vacías. Pero la ola viene de lejos, al menos desde los años del Concilio Vaticano II, de la mano del eclipse, en todo Occidente, del paradigma conservador.

La cultura conservadora defiende la primacía de los deberes sobre los derechos, la prevalencia de las lógicas supraindividuales: la nación, la familia, la tradición, la religión, a las que el individuo debe adaptarse y, quizás, sacrificarse. Era inevitable que el eclipse de tal cultura arrollara también a la Iglesia, como estructura jerárquica, hecha de preceptos y ritos identitarios, forjada como un «catolicismo romano» compacto por los Concilios de Trento y Vaticano I. 

Ya en 1840, Alexis de Tocqueville vio en el crecimiento de la democracia en América un impacto en las religiones preceptuales y rituales, que se vieron reducidas a «un grupo de fervientes fanáticos en medio de una multitud de incrédulos».

En esta profecía de Tocqueville nos parece ver un atisbo de la «Opción benedictina» que se ha propuesto recientemente a los cristianos para contrarrestar el espíritu de los tiempos, haciendo resurgir el paradigma conservador en formas nuevas y alternativas. Pero la pandemia también ha desmenuzado la compactibilidad de este catolicismo resistente y militante, donde hay una guerra sin cuartel entre los que están en contra de la vacuna y los que están a favor de ella, y la división no es por un medicamento sino que atañe a temas capitales.

Sin embargo, para comprender mejor lo que ocurre hoy, partamos de los años del Vaticano II, a raíz de la reinterpretación del historiador Roberto Pertici.

*
El Concilio tuvo lugar en un momento en el que el nuevo individualismo, sobre todo de las mujeres y los jóvenes, arrasaba con la Iglesia y la desarticulaba incluso en su interior. Pablo VI no quiso escribir más encíclicas después de que la «Humanae Vitae» fuera cuestionada como retrógrada por episcopados enteros. No es casualidad que, a partir de entonces, la agenda de la Iglesia se viera obligada a abordar las cuestiones impuestas por la nueva cultura y la nueva antropología: la anticoncepción, el divorcio, el aborto, la eutanasia, la condición homosexual, la mujer y la cuestión feminista, la naturaleza del sacerdocio y el celibato eclesiástico.

Los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI se propusieron salvar los mejores frutos no solo del Vaticano II, sino también de la Ilustración, frente a la deriva cada vez más individualista, relativista y, en última instancia, nihilista de la nueva cultura. Había algo «kantiano», además de genuinamente cristiano, en el carácter absoluto de los principios morales y la centralidad de la razón que predicaba Joseph Ratzinger.

Basta con citar algunas líneas de este discurso que pronunció el 1 de abril de 2005 en Subiaco, en el monasterio de San Benito, unos días antes de ser elegido papa:

«El cristianismo […] siempre ha definido a los hombres, a todos los hombres sin distinción, como criaturas de Dios e imagen de Dios, proclamando en principio, aunque dentro de los límites ineludibles del orden social, la misma dignidad. […] En este sentido, la Ilustración es de origen cristiano y nació no por casualidad precisamente y exclusivamente en el seno de la fe cristiana, donde el cristianismo, en contra de su naturaleza, se había convertido desgraciadamente en tradición y en religión de Estado. […] La Ilustración tiene el mérito de haber vuelto a proponer estos valores originales del cristianismo y de haber devuelto a la razón su propia voz. El Concilio Vaticano II, en su constitución de la Iglesia en el mundo contemporáneo, volvió a poner de relieve la correspondencia entre el cristianismo y la Ilustración, tratando de lograr una verdadera reconciliación entre la Iglesia y la modernidad».

Así como el párrafo final de su memorable discurso del 12 de septiembre de 2008 en el Collège des Bernardins de París:

“Nuestra situación actual, bajo muchos aspectos, es distinta de la que Pablo encontró en Atenas, pero, pese a la diferencia, sin embargo, en muchas cosas es también bastante análoga. Nuestras ciudades ya no están llenas de altares e imágenes de múltiples divinidades. Para muchos, Dios se ha convertido realmente en el gran Desconocido. Pero como entonces tras las numerosas imágenes de los dioses estaba escondida y presente la pregunta acerca del Dios desconocido, también hoy la actual ausencia de Dios está tácitamente inquieta por la pregunta sobre Él. ‘Quaerere Deum’ —buscar a Dios y dejarse encontrar por Él: esto hoy no es menos necesario que en tiempos pasados. Una cultura meramente positivista que circunscribiera al campo subjetivo como no científica la pregunta sobre Dios, sería la capitulación de la razón, la renuncia a sus posibilidades más elevadas y consiguientemente una ruina del humanismo, cuyas consecuencias no podrían ser más graves. Lo que es la base de la cultura de Europa, la búsqueda de Dios y la disponibilidad para escucharle, sigue siendo aún hoy el fundamento de toda verdadera cultura”.

Sin embargo, con el papa Francisco todo esto se ha dejado de lado; de hecho, él apoya el desmantelamiento del «catolicismo romano» -percibido efectivamente como un cuerpo extraño por la cultura dominante- en nombre de una nueva forma de Iglesia vagamente «sinodal». «Hermanos todos» es la bandera de este pontificado, su prioridad, pero sin Dios, como comentaba un valioso filósofo como Salvatore Natoli, no creyente pero muy atento al fenómeno religioso, cuando salió la encíclica que lleva este nombre. 

Una hermandad en la que el hombre Jesús simplemente «mostró a los hombres que solo en su entrega recíproca tienen la posibilidad de convertirse en ‘dioses’, a la manera de Spinoza: ‘homo homini deus'». 

No es de extrañar que en el solemne llamamiento firmado el pasado 4 de octubre por el papa Francisco junto al patriarca ecuménico de Constantinopla Bartolomé I, el patriarca de Moscú Kirill, el gran imán de Al-Azhar Ahmad Al-Tayyeb y otros líderes religiosos en vísperas de la conferencia de Glasgow sobre el cambio climático, en sus cinco páginas y 2350 palabras no aparezca ni una sola vez la palabra «Dios». Tampoco las palabras «creador», «creado», «criatura». La naturaleza se define como «una fuerza vital».

Con el papa Francisco, la Iglesia ha vuelto a apoyar los «excesos» de la posmodernidad, insistiendo en cuestiones políticas como la ecología, las migraciones, la nueva pobreza, que la posmodernidad delega de buen grado en la Iglesia, a la que percibe como una agencia ética entre otras.

Pero una deriva sorprendente es también la que caracteriza a algunos sectores del catolicismo intransigente actual que, en nombre de la libertad, cuestionan las exigencias de vacunación impuestas, en su opinión, por una dictadura biotecnocrática planetaria. Pero no ven que en realidad se entregan en cuerpo y alma -como denunció agudamente el profesor Pietro De Marco– a «un amable dictador libertario» que «concede, incluso legitima, todas las libertades privadas» y disuelve así, no solo la concepción cristiana de la política y del Estado, sino la idea de nacimiento, de nacer, de engendrar, de morir, del libre albedrío; en una palabra, la idea misma de hombre, muy alejada de la de la Biblia, magistralmente puesta de relieve por el que quizá sea el más bello documento elaborado por la Santa Sede en los últimos años, firmado por la Pontificia Comisión Bíblica y titulado «¿Qué es el hombre? » .

*

De todo esto se desprende que el reto al que se enfrentan los cristianos hoy no es nimio, sino transcendental. Es un reto similar al de los cristianos de los primeros siglos, ya entonces una pequeña minoría en un contexto cultural y socialmente ajeno, cuando no hostil.

Las tentaciones de entonces también eran similares a las de ahora. La primera fue asimilarse a los modelos culturales dominantes. La segunda, cerrarse al mundo exterior, en una especie atrincheramiento. La tercera, escapar, ya sea colectivamente a una nueva patria, una «tierra prometida», o individualmente en una especie de «huída al desierto».

Pero los cristianos de los primeros siglos no sucumbieron a ninguna de estas tres tentaciones, salvo alguna cesión o atrincheramiento de vez en cuando, cuestionados y derrotados dentro de la propia Iglesia. De hecho, había una cuarta forma en la que un grupo minoritario podía relacionarse con el mundo que lo rodeaba y asediaba, y era establecer una relación muy crítica con él y ejercer una influencia cultural en la sociedad, que a la larga podía socavar el orden general.

Y esto es precisamente lo que el cristianismo fue capaz de conseguir en el transcurso de unos pocos siglos, tal y como destaca un experto en patrística como Leonardo Lugaresi. Esos cristianos dieron lugar a un verdadero cambio de paradigmas culturales -concepción del mundo, modelos de comportamiento, formas de expresión-, adquiriendo una posición cada vez menos marginal en el espacio público y teniendo un impacto cada vez mayor en él.

El cristianismo pasó, en el mundo antiguo, del estigma de la «exitiabilis superstitio», de la superstición mortal rechazada por todos, al reconocimiento de su plena plausibilidad como fundamento religioso y cultural del imperio refundado por Constantino, sin necesidad de que los cristianos se convirtieran entretanto en la mayoría, o incluso en una minoría conspicua de la población. Se calcula que en la época de Constantino los cristianos no representaban más que el 15% de los ciudadanos del imperio.

¿Y hoy? En su novela de 1998 «Las partículas elementales», Michel Houellebecq identifica lo que llama «mutaciones metafísicas» en la historia de la humanidad; es decir, transformaciones radicales de las visiones colectivas del mundo. Considera que la primera es la imposición del cristianismo en un imperio romano que estaba en la cúspide de su poder. La segunda, la disolución del régimen medieval de la cristiandad, que había alcanzado su apogeo, con la dominación progresiva, hasta nuestros días, de la cultura materialista con su revolución sexual.

Los defensores de la hipermodernidad están convencidos de que tienen el mundo en sus manos. Sin embargo, tal vez sean como los paganos del imperio tardío o los filósofos escolásticos de la primera época moderna, incapaces de ver que un cambio de paradigma, una nueva «mutación metafísica», una vacuna decisiva, puede llegar hoy, como lo hizo entonces.

Pertici, en su comentario sobre Houellebecq, escribe que no se puede dar por sentado que la progresión unidireccional de la historia sea inexorable, como piensan los progresistas, incluidos los católicos, ni que la época que comenzó con la «mutación metafísica» que condujo a la actual descristianización sea para siempre. El pleno despliegue de la cultura dominante actual puede conducir a una nueva ruptura.

De ahí la importancia de mantener intacta la herencia cristiana, para poder proponerla de nuevo, de forma crítica, en el imperio moderno, y regenerarla. Según la escuela de los primeros cristianos y de los Padres de la Iglesia.

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En la anterior conferencia de la Fundación Magna Carta en 2019, Sandro Magister dio una extensa charla sobre la visión política del papa Francisco, publicada después en Settimo Cielo:

> Un Papa con el “mito” del pueblo

01 diciembre 2021

Adviento: un tiempo para afinar el oído

Editorial


Se nos invita a no dejarnos deslumbrar por luces pasajeras, a reducir el ritmo y a afrontar la Navidad en su sentido verdadero.

De Vigo a Madrid, pasando por cualquier pueblo o ciudad, las calles españolas se han llenado de luces de colores y de adornos. 

La programación televisiva incluye ya numerosas películas con papanoeles, parejas con jerséis rojos y verdes, y finales almibarados. 

Y las tiendas nos bombardean con ofertas al calor del importado Black Friday, confiando en animar el consumo en estas fechas y en despejar las nubes que todavía persisten por la pandemia. 

A los cristianos se nos invita a no dejarnos deslumbrar por luces pasajeras y a ser sobrios, a reducir el ritmo en esta vorágine, a afinar el oído en medio del ruido y, en definitiva, a afrontar la Navidad en su sentido verdadero.

Aunque no ocupe grandes titulares y muchos no reparen en ello, este domingo, 28 de noviembre, arranca el Adviento y, con él, el año litúrgico con el que la Iglesia celebra los acontecimientos clave de la vida de Jesús y de la historia de la salvación e «ilumina el camino de nuestra existencia», «nos sostiene en las ocupaciones» diarias y «nos orienta hacia el encuentro final con Cristo» –en palabras del Papa–. 

Estos primeros compases, como también subrayó Francisco en su cuenta de Twitterhace un año, son una ocasión para «acoger al Señor que viene a nuestro encuentro», «verificar nuestro deseo de Dios», «mirar hacia adelante» y «prepararnos para el regreso de Cristo».

Tenemos por delante cuatro semanas de espera, de una espera confiada, durante las que recordar que el Señor nos acompaña, que se hace presente en nuestra vida y en nuestro tiempo, y que no podemos dejarnos llevar por el pesimismo por muchas dudas e incertidumbres que aparezcan en el horizonte. 

Son cuatro semanas en las que abrir el corazón y prepararlo para un verdadero encuentro con el Señor que nos lleve a un encuentro con los demás. Él es la verdadera Luz. Y esta es una historia que merece ser vivida y contada, sin descuentos ni regateos.

Al servicio del Gobierno

Jesús Cacho


Revueltas bajan las aguas del Ibex, ese ramillete de grandes empresas a las que el Gobierno Sánchez decidió el martes gratificar con la extensión, durante un año más, del paraguas anti-Opa que les protege de operaciones hostiles por parte de esos grandes fondos de capital riesgo a la caza y captura de empresas cuya foto en Bolsa resulte poco favorecedora.

Dice la ministra de Economía, la inefable Calviño, que la decisión de prolongar ese escudo anti-Opa "estaba sobre la mesa" desde hacía semanas o meses, lo que no deja de ser una más de las mentiras con las que este Ejecutivo albarda la tapia de nuestra paciencia, porque la tal decisión no figuraba, según diversas fuentes, en el orden del día del Consejo de Ministros del martes y fue introducida a toda velocidad el lunes 22, nada más conocerse la noticia de que el fondo KKR acababa de lanzar una OPA por importe de 10.800 millones sobre Telecom Italia. Curioso: la italiana ha mantenido siempre buenas relaciones con Telefónica, y KKR es un private equity también cercano a la operadora con sede en el madrileño Distrito C.

La nueva provocó algo parecido a un shock en el despacho de José María Álvarez-Pallete, primer ejecutivo de Telefónica, esa gran compañía cuya obligación, en palabras de Javier de Paz, miembro del Consejo y go-between entre la operadora y Moncloa, es "estar al servicio del Gobierno". 

De modo que el Ejecutivo se dio prisa en extender el manto anti-OPA en previsión de que el mismo KKR o cualquier otro de los buitres sobrados de liquidez que desde lo alto del roquedal otean el páramo bursátil en busca de bicocas, repitiera el golpe sobre Telefónica, la mayor ganga que ahora mismo se pasea por el parqué, con la acción, que en su mejor momento llegó a valer 30 euros, cotizando el viernes por debajo de los 4, y con una capitalización bursátil, que en sus días de gloria alcanzó los 100.000 millones, estancada en poco más de 22.000. 

Como era de prever, por el Madrid canalla se extendió como la pólvora la especie de que el escudo anti-Opas era "un traje a la medida" de Telefónica, insinuación no del todo cierta en tanto en cuanto parece también llamada a proteger a otros ilustres nombres de un Ibex en horas bajas, fiel reflejo de la pérdida de tamaño y pujanza de un país que ha empequeñecido, se ha venido abajo como un azucarillo derretido por el calor de la crisis.

La sensación en el Madrid empresarial es que, a cambio de ese papel de soporte que juega Telefónica, el Ejecutivo echa su cuarto a espadas y se apresura a proteger a la operadora de eventuales buitres dispuestos a caer sobre ella. De ese escudo anti-OPA, con todo, no se beneficia en exclusiva Telefónica. 

También, sin ir más lejos, la propia Prisa, en cuyo accionariado figura el grupo francés Vivendi (9,93%), propiedad del multimillonario conservador galo Vincent Bolloré. El paraguas citado es una advertencia en toda regla de Sánchez a los franceses, dispuestos a llegar hasta el 30% (comunicación a la CNMV del 25 de octubre pasado): "En Prisa entrará quien yo quiera que entre y nadie más". 

Proteger a Telefónica, a Prisa, y hacer lo propio con el Santander, el banco a quien Telefónica ha desplazado como prima ballerina en Prisa, que el viernes cerró a 2,78 euros la acción, dirigido por una mujer que oficia como activista del "movimiento woke" (ya saben, la homosexualidad, el feminismo, la raza y lo trans, más el cambio climático) o el insólito caso de una banquera convertida en propagandista de "la nueva religión de la justicia social, con una clara subestructura marxista en todas sus partes" (Douglas Murray, La masa enfurecida)

Telefónica, Prisa, Santander y también BBVA, con la acción por debajo de los 5 euros, apenas 32.000 millones de capitalización y un Carlos Torres del que nadie sabe con certidumbre cuánto tiempo durará como presidente ejecutivo en la sede de Las Tablas.

Nadie con un papel tan incómodo como el de Pallete, paradójicamente el presidente mejor preparado técnica y profesionalmente, seguramente el de mayor visión estratégica de los que han desfilado por la operadora. "La casa está hoy bastante más tranquila que años atrás, aunque es justo reconocer que todo lo que podía salir mal ha salido. La decisión del Gobierno nos ha perjudicado en el corto plazo, porque la acción se había puesto a 4,22 tras lo de Telecom Italia y eso nos hizo perder lo ganado. Me preocupa lo justo: somos más grandes, estamos más saneados y hemos adoptado los cambios estratégicos que aquí podría introducir cualquier venture capital recién llegado. ¿Si hoy soy más optimista que hace cinco años? Rotundamente sí. Esta es una compañía puntera, con la mejor red de fibra de la Unión y una capa de inteligencia artificial sobre la misma sin parangón. Padecemos, como todo el sector, la ausencia de un gran proyecto industrial en la UE, pero esta es una Telefónica distinta a la que conocimos. También lo es su Consejo, la mitad del cual se ha renovado con profesionales independientes. Ninguno es amigo mío y los debates en su seno así lo reflejan. Inevitablemente, también el mercado terminará reflejándolo algún día en el precio de la acción".

Un Pallete obligado a recuperar autonomía, a ganar altura sobre la melé política patria y a escapar de la mordedura de la serpiente marcando distancias con los "prisauros" que lo han utilizado para medrar, y hacer lo propio con un Javier de Paz hoy dedicado en exclusiva a pastorear las relaciones institucionales de la operadora con Moncloa y que, estratégicamente posicionado entre Zapatero y Sánchez, ha aprovechado la coyuntura para blindarse en un Consejo que le permite ganarse muy bien la vida. 

Y seguramente a poner cierto orden dentro de la casa, acabar con las agendas personales que algunos manejan dentro. ¿La cuadratura del círculo para un Pallete que tiene muy difícil zafarse del cerco Prisa, con una participación (9,44%) convertida, además, en bisagra? Muchos son los peligros que le acechan, muy potente el cerco que pretende echarlo a la cuneta y grandes las apetencias que despierta una presidencia como la de Telefónica entre los cazadores de gangas de este país venido a menos pero plagado de reptiles en espera de su hora. Todos ahora a la sombra de Sánchez.

A cambio de protección (que, por otro lado, cualquier Gobierno consciente de su papel otorgaría), Sánchez espera que el Ibex siga acudiendo en bloque a la llamada a filas en todo tipo de actos y saraos donde el bandolero que nos preside, nuestro apuesto Príncipe de la Infamia, necesite presumir de la aplastante superioridad del BOE sobre el poder aleatorio y vicario del dinero. 

Un Ibex que se ha ido empequeñeciendo conforme se achicaba el prestigio y el papel de España en el exterior. De aquel Ibex que hace 20 años se hizo multinacional desembarcando en Europa y sobre todo en América, apenas queda rastro. Hay que ponerse "a la capa" del Gobierno, de este o del que venga, porque soplan vientos de fronda. 

El pequeño accionista protesta, y con razón: "Los grandes ya son fondos extranjeros, fondos pasivos que levantan el vuelo si no les gusta lo que ven, pero que no entran a destituir a unos gestores que se comportan como auténticos dueños de las sociedades, cobrando sueldos estratosféricos, sin tener un euro invertido en ellas y con el apoyo de consejeros 'independientes' elegidos por ellos mismos. El único límite a su poder es la amenaza de una OPA", se preguntaba esta semana un forero en un medio de internet. 

"¿Por qué tengo que financiar con mis impuestos que el Estado proteja a empresas que no saben competir y a directivos qué no saben hacer esas empresas competitivas? ¿Por qué como pequeño accionista de Telefónica no puedo desinvertir mitigando mis perdidas al calor de una OPA?".

Los grandes capos de entonces han sido sustituidos por una nueva generación que no estaba, no está, madura, y nadie sabe si con ella se podrá elaborar un vino digno de ser trasegado o se quedará en sempiterno agraz. Quedan algunos grandes de la vieja generación, gente -los Amancio o los Roig- que siempre se ha negado a pisar moqueta madrileña, y algún extravagante "outsider", tipo Sánchez Galán, que ha sido capaz de hacer de Iberdrola una gran multinacional, algo que le permite "pasar" de las presiones de quien en Madrid maneja la tarifa

El resto es un mundo pequeño en un país pequeño, un país que ha perdido brillo, se ha jibarizado. Un país, supremo ejemplo de miniatura, cuyas esperanzas están puestas en la llegada de unos dineros que no acaban de llegar y con los que los sinvergüenzas de siempre esperan hacerse ricos a sotavento de las necesidades del país y de su modelo económico. El objetivo de casi todos es durar, la regla de oro, mantenerse apalancado al sillón, empezando por el desvergonzado que nos gobierna. Una historia triste. Todos al servicio del Gobierno.