17 noviembre 2021

Juan Pablo III o Juan XXIV

P. Santiago Martín FM


El Papa Francisco va a cumplir 85 años el mes que viene, pero goza de buena salud y, por lo tanto, todo parece indicar que su pontificado durará todavía muchos años. 

Sin embargo, más por la edad que por otra cosa, no cesan las especulaciones sobre qué tipo de vicario de Cristo necesitaría la Iglesia cuando el actual Pontífice ya no la dirija. 

No hace mucho, en plan de broma, Francisco dijo que le gustaría que su sucesor se llamara Juan XXIV, es decir alguien que quizá convocara un concilio Vaticano III. Este deseo del Papa, totalmente legítimo, iría avalado por el hecho de que la mayoría de los cardenales electores han sido nombrados por él y, lógicamente, esa mayoría aumentará según pase el tiempo.

Hace un año George Weigel, el mejor biógrafo de Juan Pablo II, escribió un libro titulado “El próximo Papa”. En él, este reconocido analista de las cuestiones eclesiales, se atreve a aventurar que, tras Francisco, habrá una reacción conservadora, incluso entre cardenales muy próximos al actual Pontífice y nombrados por él. 

Para Weigel, esta reacción se produciría por la calamitosa situación en que se encuentra la Iglesia, que va a ir a peor según pase el tiempo. Hay ya un estado de alarma entre muchos cardenales y obispos por lo que está pasando y esto, según Weigel, provocaría no un regreso al pasado, pero sí una vuelta a posiciones más conservadoras. Esta semana se han producido varios hechos que parecerían darle la razón al escritor norteamericano.

El cardenal Kasper, alemán y uno de los hombres de confianza de Francisco, ha vuelto a manifestarse de forma muy crítica con el Sínodo que lleva ya dos años celebrándose en su país. Dice que ese “camino sinodal” se ha convertido en una farsa y que los obispos se están transformando en una especie de empleados de alto nivel de una multinacional más que en sucesores de los apóstoles. 

La opinión de Kasper no es original, pues son muchos los que llevan diciendo lo mismo desde hace tiempo; lo importante es quién lo dice, pues se trata de ese teólogo, autor de una importante Cristología, al cual Francisco elogió nada más llegar al Pontificado. El lío alemán hay que frenarlo y hasta los progresistas como Kasper están asustados. ¿Podrá arreglar eso un Juan XXIV?

Otra voz que se ha dejado oír esta semana me ha llamado aún más la atención. Es la de monseñor Sánchez Sorondo, canciller de la Academia para las Ciencias y objeto de muchas críticas por los nombres por él elegidos para integrar esa academia, incluidos destacados pro abortistas. Pues bien, Sánchez Sorondo no ha dudado en afirmar que el peor virus que nos azota es el ateísmo de masa y la apostasía silenciosa. Esas palabras las podía haber dicho perfectamente un conservador, pero las ha dicho uno de los prelados más liberales del Vaticano.

Kasper y Sánchez Sorondo no son excepciones. El Instituto Austin ha dado a conocer esta semana un estudio sociológico sobre el clero de Estados Unidos. Sólo el 20 por 100 de los sacerdotes menores de 40 años -ordenados después del 2010- está de acuerdo con la línea de gobierno del Papa Francisco

Esa cifra va aumentando hasta llegar al 80 por 100 de aprobación entre los que tienen más de 70 años. Al menos en Estados Unidos, los sacerdotes jóvenes no están de acuerdo con lo que está pasando. Y no sólo eso, según este estudio un 21 por 100 de los sacerdotes mayores de 70 se declara homosexual, frente a un 5 por 100 de los más jóvenes. Los primeros consideran que la homosexualidad no siempre es pecado, mientras que los segundos la consideran pecado siempre.

¿Tendrá razón Weigel? Es posible que no, según los cálculos humanos. Pero si se equivocara en sus previsiones, el nuevo Papa estaría cada vez más lejos de sus sacerdotes y también de una parte importante de sus fieles. La alarma por lo que está pasando cunde ya en los más altos niveles de la Iglesia y esto es lo que puede propiciar el cambio.